La Terapia Akáshica indaga en un nivel de energía causal, aportando soluciones extraordinarias para salvar situaciones inexplicables de nuestra vida.

miércoles, 1 de febrero de 2012

A estos siete planos de la realidad ¿no les faltaría agregar el plano material, el de las tres dimensiones?

El lema de la T.Ak. es que su acción empieza donde termina la del médico, del psicólogo y del sacerdote. Esta actitud explica por qué el Terapeuta no pretende nunca sustituir a estos profesionales, sino ser su auxiliar, colaborando al bienestar de la única persona que debe interesar tanto a estos profesionales como al Terapeuta: el paciente.
Cuando un paciente consulta a un ter. ak. no es con la intención de obtener una interconsulta de gastroenterología o de cardiología, sino con la de poder amplificar su propia visión de los problemas y en la esperanza encontrar la etiología de su enfermedad. Otro lema que nos dicta la experiencia: «el problema del paciente nunca es lo que él cree, y la solución jamás está donde lo supone».

En otras palabras, la ética de la T.Ak. obliga que, al comenzar, el profesional recuerde al paciente que:

- un ter. ak. no es ni médico ni psicólogo (si no tiene el título correspondiente,)
- el paciente no debe utilizar el diagnóstico que escuchará de boca del ter. ak. para interrumpir el tratamiento que los profesionales le prescriben, sino abordar su problema desde otros enfoques que estos profesionales no pueden abordar,
- no debe creer haber escuchado crítica alguna sobre dichos profesionales y sus tratamientos, pero tampoco puede pedirles a ellos emitir la mínima opinión sobre la T.Ak. si no se han recibido en ella.
- antes de consultar, se debe preguntar si ha consultado con los profesionales adecuados, obtenido diagnósticos de ellos, hecho los exámenes clínicos que corresponden. En caso contrario, deben comprometerse a hacerlo. La T.Ak. no sustituye a ningún examen clínico.

En conclusión, la T.Ak, no utiliza, ni se opone, a todos los exámenes de la medicina y psicología tradicional; por el contrario, recomienda altamente al paciente, utilizar todas las herramientas que el mundo tridimensional puso a su disposición. En realidad la T.Ak. no necesita conocer estos exámenes, porque el plano donde indaga y actúa, está fuera de las 3 dimensiones.


Por ejemplo, nunca un ter. ak. le dirá a un paciente:

«usted tiene un cáncer de hígado» o «usted no tiene ningún cáncer de hígado». A menos que además de ser ter.ak. fuese oncólogo. Por el contrario, le dirá, si así lo percibe con su Máquina de Acceso a los Registros:
«percibo en su aura, en las proximidades de su hígado, una zona oscura, puramente energética. Le aconsejo consultar con su médico. NO ESTOY PERCIBIENDO algo existente físicamente, sino una concentración de bioenergía negativa,  cerca de este órgano. Si su médico no detecta nada, deberá poner en observación esta zona de su cuerpo. Ante la mínima alerta vuelva a consultar con él.»

La lingüística empleada utiliza solamente términos energéticos, y nunca un término de diagnóstico médico u psicológico, si el ter. ak. no tiene un diploma de estas profesiones.
El paciente, por su cuenta, tiene que colaborar con los profesionales tradicionales, porque aunque no pueden encontrar causas que escapen del mundo tridimensional, sí pueden medir los daños ocurridos, los desequilibrios, y atender las emergencias y la sintomatología de las enfermedades físicas y mentales. El ter. ak. sin embargo, solo actúa en las otras dimensiones, donde se encuentran los 7 planos indicados anteriormente. Lo que no descarta que muchos ter. ak. sean también médicos, psicólogos, psiquiatras, homeópatas, y profesiones derivadas. Tienen entonces la gran ventaja, de atender al paciente desde todos los enfoques posibles.
Esperamos que en el futuro, muchos profesionales de la salud incluyan la T.Ak. como post grado o especialización universitaria.

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