La Terapia Akáshica indaga en un nivel de energía causal, aportando soluciones extraordinarias para salvar situaciones inexplicables de nuestra vida.

jueves, 2 de febrero de 2012

Los seres invisibles son como interlocutores, mediadores y técnicos que ayudan el investigador a comunicarse con los Registros Akáshicos ¿Esto es así?

Es cierto, y es el momento para que el lector realice un salto cuántico. Si es religioso y cree en los ángeles, será fácil. Los ángeles nos ayudan en todo... ¿por qué no lo harían también en la T.Ak.? Ya que la meta no es solo profesional, sino que antes que nada, persigue ayudar al prójimo. Más difícil será para el ateo, el de formación científica o el que no cree en nada, admitir que nuestro mundo material está constantemente superpuesto a muchos otros mundos de dimensiones y vibraciones diferentes, poblados de seres invisibles (que NO TIENEN CUERPO porque no lo necesitan) y que interfieren positiva o negativamente con los humanos. Existe un arte, en las viejas tradiciones herméticas, que gracias al presente libro está en camino de volverse una ciencia, que se llamará la Magia Científica. El arte mágico debe cambiar de fachada, debe retirarse del monopolio religioso/sectario -siempre ligado a los abusadores de poder- y ponerse al alcance de todo individuo que desea indagarlas. El ter. ak. aprende en su formación que la magia debe considerarse como una ciencia de la comunicación entre dos mundos. Para comprenderla hay que borrar de su entorno todos los contextos místicos, los contextos supersticiosos, sacar el valor absoluto de las técnicas, extraer los medios que podemos cuantificar, reproducir en el laboratorio o en casa, que no dependen de poderes individuales sino de tecnologías bien determinadas que cada persona puede aprender y practicar a título experimental.
Si aplicamos este protocolo a todos los textos religiosos y sagrados, a los libros herméticos, a las tradiciones mágicas de todas las épocas... descubrimos que todas tenían encriptadas en sí mismas fragmentos de una ciencia devorada por el mar junto con la Atlántida.



Y antes que el lector, ofendido en sus creencias arqueológicas se levante de su sillón, profiriendo: «¡creí que este libro era más serio!» le diremos ¡que tiene razón! En realidad, poco debe importarnos que provenga de la Atlántida o de otro planeta: todo lo que piensa en el universo va a buscar sus conocimientos en la única fuente donde se encuentran: Los Registros Akáshicos. Así hicimos nosotros también creando la T.Ak.
Decidimos reivindicar una herencia milenaria, una herencia que en encarnaciones pasadas muchos de nosotros hemos utilizado y colaborado en desarrollar. Desde hoy, y a partir de la lectura de este libro, invitamos a nuestros lectores a dejar de lado todos sus prejuicios, aceptar por un momento solamente que la educación religiosa, las exageraciones de las sectas, el fanatismo religioso, los poderes ocultos, las supersticiones que explotan los cineastas... en toda esta confusión nos escondieron una ciencia de la comunicación, que hemos intentado reinventar a través de la radio, de la televisión, de Internet, de las comunicaciones satelitales. Siempre tuvimos acceso a la comunicación con este otro mundo... en realidad no nuestro hombre neuronal, sino su camarada: el hombre bioenergético.

Tomemos una actitud científica, si esto lo tranquiliza; hemos peleado para recuperar y utilizar todo tipo de energías, incluida la atómica, la solar y la energía de gravedad; la fuerza de nuestro miedo a la muerte, a lo desconocido ¿podría ser tan poderosa que nos hiciera desdeñar una fuente de energías inteligente? La fuerza de nuestra educación –incluso la religiosa- ¿Nos hará desaprovechar las puertas de acceso a estas energías, que precisamente se encuentran escondidos en estos textos de simbología mística?

Y, para ir más lejos en la actitud científica, ¿Quién le pide creer sin probar? La religión precisamente, la que nos pide creer en sus dogmas, y apoya su poder sobre tecnologías mágicas que escondió en sus textos, o que tal vez quiso preservar. Quisiera que el lector no se confunda: en calidad de autor tengo mi creencia religiosa bien arraigada, pero por respeto a la libertad individual, no me permitiría jamás, opinar sobre creencias ajenas; por el contrario mi propósito llegará a reforzarlas con las observaciones siguientes:
Existe otra forma de leer los textos sagrados, no desde el sentido intelectual o histórico, sino desde el puro sentido energético. Años de indagación y experimentación permitieron poner de manifiesto que cada fragmento de los grandes textos religiosos son como direcciones de páginas web angelicales, a las cuales podemos recurrir para conseguir acciones energéticas de todo tipo. El libro donde he desarrollado estos conceptos se llama «Alta Magia Ceremonial».

El ter. ak. utiliza estas energías porque la máquina de acceso les permite conocer el sentido energético de cada versículo o fragmento de texto; la misma le enseña cómo colaborar con esta energía y plasmarla en objetos materiales, darles vida transformándolos en moradas angelicales.

Son los hombres que piden a sus congéneres, creer en sus palabras. Observemos que el mundo divino no nos pide lo mismo, nos ofrece solo «probar, pensar, adoptar o rechazar».

En definitiva, esta actitud es más digna que la de un investigador, por tal motivo escribí libros tales como: «El gran libro de las Firmas Angelicales», «Las 50 Revelaciones », «Velas de Poder», etc... ¡Que pruebe el lector!

http://culturakashica.blogspot.com/p/libros.html

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