La Terapia Akáshica indaga en un nivel de energía causal, aportando soluciones extraordinarias para salvar situaciones inexplicables de nuestra vida.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El cuerpo angelical y el diabólico, dos de nuestros 18 cuerpos

La Kundalini, los chakras y los meridianos conocidos por la acupuntura son solamente tres de los siete componentes del ser bioenergético que somos.
Durante la gestación el feto, a medida que se desarrolla, hace crecer varios cuerpos sutiles adentro y alrededor de su cuerpo físico (número 17). El cuerpo del alma (n°1) asociado al cuerpo morfogenético (n°18), que parece contener un código genético propio del mundo invisible, provoca la expansión de todos los otros cuerpos.

¿Por qué los llamamos «cuerpos»?:

Se llaman «cuerpos» ya que, observados espiritualmente, todos están construidos según características conocidas en el cuerpo físico:
- todos tienen un cerebro prolongado por una red neuronal,
- están dotados de varios sentidos,
- son sensorio-motrices es decir que perciben, aprenden, actúan,
- se nutren, se desarrollan, se pueden enfermar, accidentar, intoxicar y disolverse, es decir, morirse (con excepción del cuerpo del alma n°1 que tiene cierto privilegio de eternidad).

Dentro del cuerpo físico se desarrollan diecisiete otros cuerpos (ver listado) donde se inscribe todo lo que aprendemos, ya sea tanto en el sentido cognitivo como en el vivencial, el neurótico, el conductista, el reaccional, el emocional, el bioenergético o el espiritual.

El cuerpo angelical y el cuerpo diabólico:

El cuerpo angelical (n°8) es el más sensible a lo espiritual y al acercamiento del hombre a Dios. Pero a la gracia se opone la desgracia, en la presencia del cuerpo diabólico (n°9). Si es cierto que el cuerpo angelical contiene la memoria de lo mejor que podemos aspirar a ser, el diabólico es el gran trastornador al que debemos nuestras neurosis y nuestros sufrimientos.
El cuerpo angelical nos garantiza el poder recibir energía Divina, alcanzar el despertar espiritual, ser feliz gracias a la paz interior, que es como la energía divina que recorre su red neuronal. Asimismo, el libre albedrío es una emanación de la chispa divina o alma que existe en cada uno.
En el ser humano el valor está actuado por el cuerpo angélico mientras que el miedo está dominado por el otro cuerpo. En pocas palabras, la bondad es producto del cuerpo angélico, y la maldad -en todas sus formas y expresiones-, proviene de nuestro cuerpo diabólico.



En conclusión, los 18 cuerpos constituyen el cuarto pilar de nuestro ser bioenergético. Gracias a ellos tenemos sesenta sentidos que explican todos los fenómenos que la psicología no puede.
Aparte de los 18 cuerpos existen cuatro en reserva, llamados fetos (quinto pilar), que, al desarrollarse, cada uno de ellos disuelve alguno de los dieciocho cuerpos reemplazándolo por un cuerpo de alta capacidad, con poderes inimaginables.




jueves, 15 de diciembre de 2011

¿Cómo describir la relación entre el hombre y los Registros Akáshicos?

El primer grupo de conclusiones que puedo expresar sobre los Registros es que:
«nuestra misma estructura humana fue determinada por los Registros Akáshicos; por esa razón tenemos tanta facilidad para regresar a ellos».

¿Qué me permite afirmarlo?

Es que la estructura de ADN sobre la cual se ha
desarrollado nuestro cuerpo y gran parte de nuestra mente estaba presente, energéticamente hablando, en el último de nuestros 18 cuerpos, el cuerpo morfogenético.



El «patrón de construcción» de nuestro cuerpo, mente y espíritu, es la reproducción de uno de los patrones energéticos, ya presentes en los Registros. Esta estructura que describimos de los 18 cuerpos (de los cuales, recordémoslo, solo el numero 17 es el cuerpo físico), se reproduce en todo el universo, adoptando dicho cuerpo 17 formas diferentes según sean las circunstancias bioclimáticas, las moléculas predominantes en el lugar, la historia de la evolución que se reiteró con formas diferentes según el planeta. Concluimos en pocas palabras: todo lo que vive tiene 18 cuerpos, y todo lo que tiene 18 cuerpos así correlacionados entre ellos, tiene tendencia a vivir. Si algún día el hombre pretende «fabricar la vida», solo podrá hacerlo juntando 17 cuerpos energéticos a uno material. En contrapartida, esta nueva definición de la vida, asociada a una anterior, comentada en capítulos iniciales de este libro (la vida es una revolución de energía/ información de 180.000 períodos por minuto, circulando entre estos 18 cerebros), nos permite considerar como viviente mucho más de los que nos rodea. Por ejemplo la naturaleza es viviente, no porque nos alimenta en todo sentido, sino porque la tierra tiene 18 cerebros, sentidos y la misma circulación energética; además, el penúltimo cuerpo sutil que se incorpora al bebé, es «el cuerpo de causalidad de la naturaleza», verdadero microcosmos de la madre naturaleza, que se plasma en el momento exacto de corte del cordón umbilical.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Revelaciones del Magister Liroluvilui

REVELACIÓN Nº1:
Repite esta frase cincuenta veces por día antes de adormecerte y tendrás en tus sueños las revelaciones que Dios y los ángeles estimaren convenientes: NEUOC COCiDOCuD ODCEO










Fuente: Libro "Las 50 revelaciones del Magister Liroluvilui"

miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Qué es la teoría de las «Mamuschkas» en la Terapia Akáshica?

Desde que nacemos hasta que morimos, nuestro ser bioenergético fabrica a nuestro alrededor una capa nueva de energía, cada 72 hs., donde se congelan los traumas o situaciones de vida, pero también los automatismos de lo que aprendemos, incluyendo en esta definición: los aprendizajes didácticos, los aprendizajes energéticos, neuróticos, de conducta y emocionales. Esto explica por qué en «tecnología de la consciencia» otra división de la T.Ak., enseñamos que la creación de los automatismos cuesta un mínimo de 3 días de repetición.
La sucesión de ellas hace suponer que el inconsciente colectivo creó este objeto decorativo llamado Mamuschka, (muñecas rusas insertadas unas en otras). A título de ejemplo, una persona de 50 años tiene aproximadamente 18.250 capas invisibles donde está escrita su historia, la negativa y la positiva, tal como si se tratara de fotografías negras o coloreadas que flotan alrededor de ella.
Cuando conduzcamos un análisis sobre un paciente, gracias a la máquina de acceso a los Registros Akáshicos, podremos percibir estas imágenes, no en el orden cronológico de su aparición, sino de un modo que será más provechoso para el tratamiento. El terapeuta pregunta, y la máquina elige la capa generadora del mayor trastorno, la que es oportuno y posible sanar, que es en general la del plano causal más alto.
A lo largo del tratamiento, las capas irán presentándose, según una lógica que corresponde a la de los Registros Akáshicos, muy diferente de la lógica humana.


viernes, 25 de noviembre de 2011

«Manifiesto de la Consciencia Multidimensional» según la Terapia Akáshica

Artículo I
El cuerpo físico que conocemos es uno de los 18 cuerpos que caracterizan no solo
al Hombre sino a toda entidad viviente del universo.

Artículo II
Cada cuerpo tiene una estructura semejante al cuerpo físico, es decir, dotado de
un cerebro, una red neuronal y por consecuencia de un sistema sensorial propio.

Artículo III
La vida está constituida por la constante revolución de una masa de energías/
informaciones entre estos 18 cerebros y sistemas sensoriales. Por este motivo, es
un error llamar “vida” a unas reacciones biomecánicas perceptibles en el solo
cuerpo físico.

Artículo IV
La consciencia resulta de una interactividad entre las variaciones de potencial de
estos 18 cerebros y ciertas energías telúricas y cósmicas que nos rodean. Existen
42 estados de consciencia diferentes, los numerados 1, 2, y 3 (ligados al despertar
espiritual del hombre) tanto como los numerados 41y 42 (provocadores de nuestra
fase llamada “muerte”) son los únicos monitoreados por energías cósmicas.


Artículo V
Toda alteración de las energías telúricas o cósmicas (ya sea provocada por la
naturaleza o por el hombre), se traducirá en alteraciones de la consciencia.

Artículo VI
Las variaciones de estados de consciencia constituyen la raíz causal de todo aspecto,
estado, acción o variación observados en el ser humano.

Artículo VII
La activación preferencial de ciertos estados de consciencia y la dinamización de
la actividad de los 18 cuerpos determina la cantidad de dimensiones accesibles al
hombre.

Artículo VIII
El cuerpo físico se moviliza en 3 dimensiones. Un hombre, después de haber
alcanzado el despertar espiritual puede desempeñarse en 22 dimensiones, cada
una agregando nuevas posibilidades de acciones y percepciones al hombre inicial.

Artículo IX
Como consecuencia de las afirmaciones anteriores, podemos decir que el mundo
que creemos percibir con sus leyes científicas es sólo una representación parcial
que nos hemos fabricado del mundo real y un intento de reducir a 3 dimensiones el
universo multidimensional en el cual existimos verdaderamente. La epistemología
científica muestra una tendencia universal a confundir el concepto de “existencia”
con el concepto de “fenómeno observable”. Se debe aceptar una ruptura
epistemológica basada en la constatación de que los hechos “inexplicables que se
han observado de modo indiscutible” constituyen cada uno una nueva grieta en el
dogma del mundo tridimensional.

Artículo X
Siendo las dimensiones distintas de las 3 conocidas creadas por campos vibratorios
22 con leyes propias, la consciencia del hombre en sus 42 estados es el único órgano
capaz de abarcar 22 dimensiones de existencia, o sea 19 más que las 3 conocidas.
Por este motivo la consciencia humana debe ser considerada como la vía de acceso
al universo multidimensional.





miércoles, 23 de noviembre de 2011

¿Qué nos autoriza a «hablar» de 18 cuerpos?

Cada uno de estos cerebros tiene una estructura y un funcionamiento semejante al del
cerebro neuronal. Mientras este último, gracias a la alimentación, recibe nutrientes del
mundo tridimensional, que llamamos «material», cada uno de los anteriores recibe su
alimentación sutil y específica de una dimensión diferente del universo. Por tal motivo,
el hombre puede acceder a dichas dimensiones, pasando por las puertas de sus cerebros
sutiles.
Mientras el cerebro del cuerpo físico recibe la Kundalini como fuente de alimentación
de sus funciones no materiales (abstractas) los 17 otros cerebros también la reciben, y
pueden unificar su funcionamiento gracias a ella, tal como si fuera una red de alimentación
eléctrica o telefónica.
Mientras que para el cerebro neuronal la Kundalini representa energía abstracta, para
los 17 otros cerebros ella representa una energía casi «material» Cada uno de ellos recibe
su propia energía abstracta de la propia dimensión, de la cual es una emanación
representativa. Esto nos lleva a comprender la complejidad del hombre; somos todos seres
«multidimensionales» de los cuales solo el cuerpo físico es prisionero del mundo de tres
dimensiones.
El paralelismo no termina aquí. Tal como el cerebro neuronal percibe, comprende,
almacena, transforma y da órdenes de acción al cuerpo físico, cada uno de los 17 otros
cerebros hace lo mismo, desde el plano que le corresponde; la consecuencia es que cada
dato que entra en el sistema sensorial común, pasará por otros 17 filtros, como si fueran
comisiones evaluadoras, que modificarán la naturaleza abstracta y la cargarán de nuevas
variables.


La lista de los 18 cuerpos es:

1.-  Cuerpo del alma
2.- Cuerpo espiritual
3.- Cuerpo de acción sobre el mundo exterior
4.- Cuerpo de la conciencia
5.- Cuerpo de la causalidad humana
6.- Cuerpo de la causalidad del tiempo
7.- Cuerpo mental
8.- Cuerpo angélico
9.- Cuerpo diabólico
10.- Cuerpo de los automatismos
11.- Cuerpo kármico
12.- Cuerpo de causalidad de la naturaleza
13.- Cuerpo de los deseos
14.- Cuerpo astral
15.- Cuerpo etérico
16.- Cuerpo de la Kundalini
17.- Cuerpo físico
18.- Cuerpo morfogenético

Entonces... ¿qué sucede con el sistema sensorial?:
El paralelismo continúa: el cuerpo físico tiene 5 sentidos, los otros cuerpos también.
Tuvimos el gusto de descubrir que el ser humano completo posee 60 sentidos. Esto es lo
que nos hacía falta para comprender todos los poderes que estudia la parapsicología y
muchas otras propiedades del hombre que solo esoteristas, cabalistas, ocultistas, magos y
alquimistas pueden conocer.
Para finalizar, diremos que tal como el cerebro neuronal tiene una inmensa red de
filamentos y terminaciones nerviosas, también cada uno de los 17 cerebros tiene la suya,
aún más ramificada, al punto de decir que cada célula viviente tiene un representante de
cada cuerpo sutil. Cada célula es como un microcosmos capaz de desarrollar una
consciencia propia, tal como ocurre cuando se alcanza el «despertar espiritual».



lunes, 21 de noviembre de 2011

Eric Barone enseña sus conclusiones sobre nuestra bivalencia material/ energética

¿Puede enseñarnos sus conclusiones sobre nuestra bivalencia material/ energética?
El ser bioenergético puede ser llamado así porque tiene una estructura completa, formada por chakras, Kundalini, meridianos, Tercer Ojo, glándula pineal, 4 fetos y 17 cuerpos sutiles. Funciona paralelamente al ser neuronal, a veces a contratiempo; parece tener una vida independiente, se nutre, se desarrolla, piensa en más niveles que el nuestro, existe, y probablemente puede explicar la existencia de todo.







Para comprender las relaciones y las diferencias que existen entre ellos observamos, en forma paralela, los sectores donde se desempeñan. Haga click en la imagen para ver el cuadro:




Fuente: Libro “Terapia Akáshica”




viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Qué otros componentes nos faltaría conocer para comprender la esencia del hombre bioenergético?

Para lograr entender esta esencia precisamos conocer y aclarar las funciones de los siguientes componentes:el Tercer Ojo, los 4 fetos y la glándula pineal.
La glándula pineal es el lugar donde es posible convertir las informaciones del mundo visible en señales que el mundo invisible pueda percibir y viceversa. Es como un convertidor vibratorio donde se frenan o aceleran para poder pasar del plano del cuerpo físico a una infinidad de otras longitudes (decimos planos o dimensiones) donde se pueden captar vibraciones de todos los otros planos y ser frenadas hasta ser comprensibles para el plano neuronal. Sin este órgano, no podríamos comprender lo que se capta en el universo, gracias a nuestro ser bioenergético.
En cuanto al Tercer Ojo, mediante las investigaciones de la Terapia Akáshica se estableció que tenemos un Tercer Ojo y un Cuarto Ojo. El primero, se encuentra en el entrecejo y está unido a la glándula pineal por un alambre dorado, llamado ANTAKARANA. Su función es la de la  “percepción” El otro, el Cuarto Ojo, está ubicado en el medio de la frente y su unión con la glándula pineal es por medio de un alambre plateado. Su función es la “acción”. No se desempeñan en el mismo plano. Esto implica que el primero (Tercer Ojo) percibe las consecuencias, el segundo actúa sobre los planos causales.
Respecto a los cuatro fetos, son cuerpos sutiles en reserva destinados a reemplazar 4 de los otros 17 cuerpos. Son sensibles a las energías cósmicas de alto nivel. El desarrollo de cualquiera de ellos está asociado a un gran despertar de consciencia y genera personas que se destacan en su época, caracterizadas por poderes especiales y un gran ascendente social, intelectual u artístico. El libro donde se enseña cómo desarrollarlos es: «Los 20 senderos del Despertar Espiritual» .





miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Cómo está constituido este «ser bioenergético»?

¡Cuando comemos una manzana en realidad estamos comiendo dos! Nuestro ser neuronal (cuerpo físico) mastica la manzana del mundo de las tres dimensiones. La que hemos comprado en la verdulería, la digiere y absorbe sus nutrientes, así se desarrolla nuestro cuerpo físico. Mientras que el ser bioenergético, como contrapartida, extrae del agua de esta manzana toda la bioenergía que contiene. Aparentemente es lo que los alquimistas del medioevo llamaban «mercurio», los mesmeristas franceses «el magnetismo universal», los seguidores de Wilelm Reich «el orgon», los maestros hindúes «el prana» y los cristianos tal vez «el Espíritu Santo».
El ser bioenergético puede ser llamado así porque tiene una estructura completa, formada por chakras, Kundalini, meridianos, Tercer Ojo, glándula pineal, 17 cuerpos sutiles y 4 fetos. Funciona paralelamente al ser neuronal, a veces a contratiempo; parece tener una vida independiente, se nutre, se desarrolla, piensa en más niveles que el nuestro, existe, y probablemente puede explicar la existencia de todo.

La Bionergía: Se presenta bajo la forma de pequeños filamentos de 3 centímetros de longitud y de un trimillonésimo de milímetro de espesor. Se apoya y circula en un medio extraño y de naturaleza todavía inexplicada, el medio donde se mueven las fuerzas que relacionan los contrarios. Por ejemplo: entre la materia y el vacío, la fuerza de gravedad, la fuerza centrífuga y la centrípeta, la fuerza que permite a los neutrones conservar su vacío entre los núcleos y los electrones, la fuerza que en el chakra del corazón del hombre opone el egoísmo al altruismo, el límite entre el blanco y el negro, la luz y la oscuridad, el hombre y la mujer, la vigilia y el sueño, etc...
No podemos decir que «es» la única energía constituyente de la vida sino uno de sus más importantes ingredientes.
La bioenergía, por su parte, se mueve en un mundo de cuatro dimensiones; la cuarta dimensión en cuestión no es la del tiempo, sino la constituyente de este «medio de los contrarios» descripto anteriormente.
En nuestro cerebro material, ella constituye una red de filamentos relacionados lógicamente entre ellos tal como las energías constituyentes de un software en una computadora. Digamos que en el ser humano, las pistas por donde circula esta energía están ligadas a las moléculas de agua.
Esta naturaleza sutil es el origen de que apenas el 2% de la consciencia more en el cerebro neuronal (neurofisiológico) mientras el 98% restante se encuentra disperso por varios otros lugares del cuerpo energético.


 
Fuente: Libro Terapia Akáshica 

¿Cuáles son los dos seres de los que habla la Terapia Akáshica, que viven en simbiosis dentro de nosotros mismos?

Somos dos... cada uno de nosotros. ¡Eso ya lo sabíamos! -dirá el lector- pero ¿Quién es el otro? Un humorista escribió: «Si Freud hubiera sido un brujo y Jung un sacerdote, la Terapia Akáshika hubiera nacido antes.» Tal vez tenía razón; a lo largo de este texto descubriremos por qué no se podía disociar la psicología de la parapsicología, la magia de la ciencia, y en general lo material de lo espiritual.
Las investigaciones iniciales de la T. Ak. evidencian que este ser físico, que la medicina moderna describe cada vez mejor, alberga a otro ser de índole energética, en parte ya descripto por las medicinas orientales.
Si queremos comprendernos a nosotros mismos, necesitaremos descubrir a este otro yo, llamado a veces «espíritu», «alma», «consciencia superior» y que de ahora en adelante llamaremos el «ser bioenergético». Debemos conocer sus diferencias con el ser físico, que llamaremos el «ser neuronal», y veremos cómo ambos interactúan tan estrechamente, que nos parecerá casi imposible descubrir cuándo interviene uno y cuando el otro.

viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Por qué nos causa ternura un niño?

¿Nunca se preguntò por qué causa tanta ternura un cachorro o un bebé?. La respuesta no es "porque sí, porque son pequeños, indefensos ...". Esto se debe a que nuestro tercer ojo percibe el cuerpo angelical que domina al cuerpo físico del niño. Al ser recién nacido el predominio del cuerpo angelical es mayor. En este cuerpo hay inscriptas "estructuras paradisíacas", que el cuerpo diabólico altera y convierte en conductas que implicarán sufrimiento para la persona y su entorno.

Recordemos que el tercer ojo es el que permite percibir todo aquello que no ven nuestros ojos físicos.

Al nacer y cortarse el cordón umbilical se genera instantáneamente un cuerpo energético, el "cuerpo de causalidad de la naturaleza" que nos vincula para siempre a la madre de todas las madres: la naturaleza. A partir de ahí y hasta los 6 años de edad, los 18 cerebros de nuestros 18 cuerpos desarrollan las prolongaciones nerviosas y se generan las interconexiones entre cada uno de estos cuerpos. Al estar todos vinculados entre sí, cualquier trastorno que se de en esta etapa de la infancia (0 a 6 años) se reflejará en dificultades, ventajes, problemas o anomalías, durante el resto de nuestra vida.

Un recién nacido tiene un nivel de pureza tal que provoca reacciones de ternura, emoción, cariño y necesidad de protección en los adultos, ya que los 18 cuerpos se encuentran en pleno desarrollo y aún el cuerpo diabólico no ha comenzado a trastornar las acciones del cuerpo angelical. Y nuestro tercer ojo es quien percibe este grado de pureza y genera este tipo de reacciones en los adultos. Todos podemos percibirlo ya que todos tenemos el tercer ojo abierto. A medida que vamos creciendo, este se va cerrando y nuestra percepión del mundo invisible va disminuyendo.





Fuente: Libro "Hipnotismo y Bioenergía" de Eric Barone

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Cuál es la definición de los Registros Akáshicos?

Entrar en ellos es a la vez maravilloso, terrorífico y adictivo.
Si tuvimos la experiencia, cuando niños, de entrar en una universidad, visitar los laboratorios, ver los catedráticos dictar sus alegatos a miles de estudiantes... sentimos entonces que entrábamos en el Olimpo de los científicos; los hombres que saben; entonces vivenciamos el mismo terror sagrado que el indio en su tribu, cuando admira los poderes del «hombre medicina». Pero si nacimos en una época más moderna, y pudimos ver alguna película donde nos transformábamos en hombre energético reducido a impulsos electrónicos, (un soft viviente), éramos proyectados en el interior de la memoria de una computadora... así nos encontraríamos más cercanos a la verdad de los Registros. Muchos de los que los visitan diariamente tienen la sensación de penetrar en el Templo de la Sabiduría... pero yo les desaconsejo esta actitud, porque surge la tendencia a atribuir un carácter religioso a la mayor aglomeración de conocimientos -en formato energético- que existe en el universo... Fácilmente podemos imaginar (como grotesca comparación) que el famoso buscador Google, no debe abarcar más espacio que el ocupado por el pensamiento de una mosca, si se lo compara con la mente de un Leonardo da Vinci.¿Por qué presento el acceso a los Registros como una experiencia a la vez maravillosa, terrorífica y adictiva? Por las razones siguientes:- imagine un planeta cien mil veces más grande que la Tierra, ubicado en el centro del universo (si ese punto existe), en un plano que implica diez dimensiones a la vez;
- imagine este planeta dividido en millones de esferas insertadas muy ajustadamente entre ellas, formando tanto niveles como pisos hay. Cada uno de estos pisos estaría dividido en una forma de laberinto de bibliotecas. Para comodidad de nuestra imaginación supongamos que sean libros.- la estimo terrorífica porque como escritor quise un día abrir completamente mi percepción a ellos. Me sentí llegar a una plaza (indagaba sobre temas de superaprendizaje).Mi mente todavía estaba tranquila. Vi que esta plaza se dividía en 10 corredores. Dividí mi mente en diez canales. ¡Fácil!. Cada corredor, (cuyas paredes estaban tapizadas de libros), llegaba a otra plaza, con 10 corredores cada una... me dividí en 100. Y paré, de vértigo. Imagine que cada segundo durante 100 años continúan subdividiéndose las plazas, los caminos... llegaría a cantidades superiores a la suma de átomos existentes en el universo. ¡Esos! son los Registros Akáshicos. Comprende el lector por qué enseño a los Investigadores cómo indagar desde los territorios que mejor conocen, buscar las interrelaciones con sectores menos conocidos, trabajar en forma multidisciplinaria con otros investigadores que pueden ser complementarios, buscar novedades tecnológicas y transferirlas a medios directamente utilizables en nuestro mundo, ponerlos a prueba y comunicarlos a sus congéneres. Por este camino hemos llegado a involucrar la arquitectura, la indumentaria, la tecnoconsciencia del sueño, las medicinas complementarias, la educación, redibujando gracias a los Registros el novel arte de vida que implicaba llegar a la Era de Acuario... con un pequeño detalle: la redibujamos en forma tecnológica, aportando perfeccionamientos concretos en el mundo material, no solo en forma abstracta ni en prosa vacía.

Fuente: Libro Terapia Akáshica

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Historia de la Conciencia

A todos nos gustaría conocer nuestros verdaderos orígenes - al menos es lo que suponemos -. Pero, ¿estamos realmente listos para conocerlos? ¿No nos quedaremos más perplejos que cuando los ignorábamos? ¿Qué nos aportaría descubrirlos?. Tal vez, podríamos comprender mejor los males internos que nos acechan y encontrar por fin, el mapa que nos llevará fuera del laberinto personal, donde nos hemos extraviados gracias
(o por culpa) de la educación que recibimos. La historia de cada uno de nosotros empieza con la desencarnación anterior. Sólo dos posibilidades se han presentado: la primera es la de NO haber tenido un nivel espiritual suficiente como para haber alcanzado la inmortalidad ... de la consciencia.
En tal caso, los cuerpos sutiles se habrán disuelto y el alma habrá borrado todos sus conocimientos anteriores. Regresó a donde debía (depende de la religión que profesemos), pero sin su memoria.
Cuando fue proyectada en nuestro cuerpo actual, nos hizo nacer sin pasado, sin memoria, sin conocimientos anteriores... es un volver a empezar, reaprender todo desde cero, partir sin equipaje hacia la conquista de la supervivencia en este planeta tierra. Diferente es la historia cuando tenemos la suerte de haber alcanzado en nuestra vida pasada «la masa crítica de la consciencia». Es un nivel de conocimiento y de desarrollo suficiente para que, en el momento de la desencarnación, el alma transmigre acompañada de varios cuerpos sutiles, poseedores del conocimiento, y se reencarnen con él. Así nacen los niños índigos, los niños de las estrellas, las reencarnaciones vivientes, los niños superdotados.

Fuente: Libro Terapia Akáshica

martes, 1 de noviembre de 2011

Nota introductoria a los libros de Eric Barone

En 1971, en Marsella, puerto del sur de Francia, un joven refugiado político que había llegado allí 10 años antes, al independizarse Argelia, decidió firmemente transformarse en «explorador».«Pero, -se preguntaba- ¿para explorar qué»? -Todos los territorios del planeta parecían ya descubiertos, tanto la astronomía como el mundo microscópico habían sido abordados por la alta tecnología. ¿Qué quedaba entonces por explorar?Siendo un virtuoso músico autodidacta, docente emérito, autor de un tratado de cibernética mental a los 16 años de edad, la decisión de «explorar» tomada por su cerebro, capaz de absorber una enciclopedia en una semana, no debía ser considerada como una fantasía de adolescente, sino más bien como el despertar de un antiguo maestro espiritual encarnado en un joven científico.Eric Barone sospechaba ya, a esta edad, que su cerebro funcionaba de un modo distinto de lo normal.Sentado en un cómodo sillón, podía entrar en estado de trance y leer miles de páginas en pocas horas, sin comprenderlas. Y después de varias noches de sueño, los libros parecían recomponerse en su mente, con organización distinta. Aparatos desconocidos, nuevas filosofías, medios terapéuticos nunca vistos, dibujos arquitectónicos fantásticos, muebles, y medios curativos... todos como si provinieran de otros mundos.Le pareció muy natural decidirse a explorar la consciencia humana para intentar comprender lo que ocurría en su persona. La biografía de Edgar Cayce lo iluminó. Se sentía bastante semejante a este profeta durmiente de Virginia Beach que recibía, también durante sus trances hipnóticos, aparatos, medios curativos, diagnósticos de misiones espirituales, que ninguna razón lógica podía explicar.El recorrido de Eric Barone apenas empezaba.Se volcó a la hipnosis como primer medio para transformar el cerebro humano en un laboratorio. Fue más lejos en este campo que cualquier otro investigador. Llegó a hipnotizar a más de 10.000 personas en Francia para enseñarles a aprender chino, ruso o árabe en dos meses, e informática, medicina, tenis o pilotaje de aviones civiles, hasta 10 veces más rápidamente que lo normal. Creó una pedagogía de vanguardia que permitía tratar al cerebro humano como una computadora, y a la computadora como a un cerebro humano.Después de haber demostrado al público internacional la eficiencia del sistema (centenas de emisiones de televisión y radio, y medios de prensa atestiguan sus resultados), repentinamente... desaparece.Llegó a la conclusión de que la vida pública lo había alejado de su verdadera vocación de filósofo o «investigador de la consciencia». Emprendió un largo viaje de experimentación dentro de sí mismo, empleando su mente, su espíritu, su propia existencia, como único laboratorio. En estos años, además de revelar centenas de nuevos conceptos (expresados en sus 32 libros) que tarde o temprano revolucionarán la psicología, el arte de vivir, los métodos de investigación científica y, probablemente, todas las ciencias humanistas, Eric Barone logró las vivencias del Despertar Espiritual: «la más alta experiencia que la consciencia del hombre es capaz de alcanzar».Una de las consecuencias más inesperadas de su Despertar Espiritual, autentificado por varios Maestros de la India, fue su extrema capacidad de conexión con los Registros Akáshicos. Apenas llegado a los 40 años, se transformó en «guía sobre el sendero» para miles de adeptos, consciente de que la memoria central del universo que contienen los registros akáshicos debía tener vías de acceso, que no se podían encarar desde un enfoque científico sino con un nuevo espiritualismo independiente de todo contexto místico/ religioso. Realizando un extraño sincretismo entre su espíritu de investigador científico y su ciencia espiritual de vivencia propia, logró tecnificar lo imposible, es decir, transformar la intuición (factor olvidado de la epistemología científica) en un auténtico método de investigación fundamental, y revolucionar las aplicaciones tecnológicas, no sólo desde la física y la matemática aplicadas, sino también desde la proyección de la mente del mismo investigador en las otras dimensiones que conforman el universo (algo apenas máscomplicado que la «cuadratura del círculo» que utiliza racionalmente lo irracional, como si fuera un método de lo más común para la epistemología).Verificó y demostró al público que abrir a los investigadores el acceso a los registros akáshicos implicaba multitud de progresos tecnológicos concretos, registrables, cuantificables, reproductibles en laboratorios y capaces de hacernos llegar a producciones industriales beneficiosas para la humanidad.Hay que tomar consciencia de que el autor trabajó sobre los nuevos paradigmas de la ciencia, las nuevas revoluciones de la epistemología, e indagó hasta las raíces mismas de la consciencia. El contexto filosófico/teórico, en el cual se inscriben sus descubrimientos, es tan novedosos que replantean la esencia y la fenomenología del hombre con un elevado nivel, que contesta preguntas que filosofía y religión eluden cautelosamente: «la realidad y sus apariencias», «el hombre», «la materia y el pensamiento», «la definición de la vida y la mecánica de la muerte», «la esencia de la consciencia», «la reencarnación y la eternidad del ser».A lo largo de estos años, la fuerza que lo empujaba a tantas demostraciones concretas, era que consideraba que si no lograba fabricar medios de indagación tan decisivos como lo fue el microscopio para la biología , permitiendo continuar las investigaciones en los caminos akáshicos, no habría puesto en evidencia un determinismo, es decir, creado una nueva ciencia, sino sólo generado pensamientos para una filosofía estéril, gracias a una experiencia mística subjetiva, ciertamente valiosa como meta espiritual individual pero también inútil y sin operatividad para el bienestar de la humanidad.-Evidentemente, éste no es el proyecto de una vida-, opinan varios espiritualistas cuando leen sus obras, sino el de varias encarnaciones. Sólo el autor y sus maestros sabrán desde hace cuántos milenios realizan esta epopeya, que en esta vida pasa por la encarnación de Eric Barone.Todas las obras que publica son aplicaciones concretas, que al compás de una vida demuestran, con toda la humildad de un investigador solitario, que el hombre puede viajar en otras dimensiones, y en algunas de ellas encontrar la puerta y los 20 guardianes de los registros akáshicos.Su obra peca por ser, a veces, muy técnica, es el caso por ejemplo de la colección: «El Poder de Sanar a Distancia» y de ciertas obras anteriores, tales como «Los 20 Senderos del Despertar Espiritual» o «El Control Mental de Acuario», pero no hay mejor expresión de este defecto que es también una cualidad para los que buscan medios de autoayuda que su «Biblioteca Sagrada de los Ángeles».Es una obra magistral de 1000 fascículos en 100.000 páginas que le costo 8 años de trabajo y se transformó en la primera enciclopedia digital de la magia moderna en nuestro tercer milenio.No obstante, el autor tiene capacidad de novelista... o de periodista. Nadie sabe cómo, cuándo y dónde fueron sus encuentros con extraordinarios iniciados, que relata en el libro más ameno de su autoría:«Los Poderes Mágicos de la Biblia».Todos nosotros, lectores, estaríamos encantados de conocer a Ken, el Maestro de la Voz, o al viejo Conde Francés, guardián de los egrégores, y tal vez a este pastor de cabras, Maestro de la Sabiduría...Es este libro al que el lector debería conocer previamente, si quiere entrar, de forma agradable y sin compromiso, en el universo de los maestros-guías de este mundo.¿En qué se diferencia Eric Barone de los famosos novelistas esotéricos, tales como Coelho, Castaneda y tantos otros? En que, precisamente, se trata de un científico espiritualista y no sólo de un novelista. Un «espiritualista de la ciencia» cuyos escritos revelan la fabricación de millares de aparatos, técnicas y medios concernientes a todos los aspectos del ser humano, incluyendo la programación de nuevos softs capaces de penetrar en nuestros estados de consciencia, la pedagogía-hipnobioenergética de vanguardia que redimensiona nuestras posibilidades cerebrales, la arquitectura que sana o la psicoterapia espiritualista que crea un nuevo diálogo de ocho niveles entre el espíritu del paciente y del sanador, para revelar al terapeuta los arcanos de las patologías, trazar el organigrama holístico de la salud y la enfermedad mental ubicando al hombre en los nueve planos de su existencia real, encontrar la etiología real de las enfermedades manifestadas, sean del mundo visible o invisible, del universo de la bioquímica o de la bioenergía (estamos hablando de la «Terapia Akáshica» del cual es el creador).A lo largo de su obra, descubrimos paso a paso cómo se van concretando las primicias de la Conspiración de Acuario que Marilyn Ferguson percibió; cómo se cumple el paradigma de Theillard de Chardin, donde ciencia y religión alcanzarían el Punto Omega donde debían reunificarse, cómo se encuentra la ecuación unificadora de la psicología, cómo aparece el ecumenismo indispensable, ya no justificado por algún subterfugio político sino por el descubrimiento de una ciencia y tecnología llamada por defecto «mágica» que nos escondieron los textos sagrados.En pocas palabras, y para concluir: la obra de este autor que empezó seguramente en sus encarnaciones pasadas y hay que suponer que la continuará en sus próximas.
Aprovechemos conocerlo en su presente incorporación en nuestra humanidad, perdonémosle sus excesos de tecnicismo cuyos motivos ya fueron explicados... y agradezcámosle, a veces, por darnos unos textos de acceso fácil y agradables de leer.